14 octubre 2010

Microbiología.

Sin emargo, muchas veces me siento extraña bajo mi propia piel. O sea, es una sensación rara, como si viviera en una realidad paralela, pero atada de un modo u otro de lo que soy aquí, en este mundo. En realidad, no me importa. Es como si, desde hace un tiempo, fuera totalmente transparente a mis propias emociones. Mis ideas se filtran lentamente por un sombrío tamiz. Sólo queda su médula, y una sustancia que luego flota en la superficie del caudal de mis pensamientos llenos de espuma. En realidad, no sé nada.