sería bueno dejar que el llanto nos inundara en días de lluvia, así nadie lo sabría, ni tan siquiera nuestras propias mejillas podrían distinguir entre lágrimas y gotas de lluvia, y dejaría que las puertas del llanto se abrieran de par en par, sin darse cuenta de que antes de que el cielo nos empape ya estamos llorando lluvia. sería bueno que cada vez que abriese mis brazos se me escapara un abrazo y que viniera en su lugar otro abrazo de otro como yo que abre sus brazos dejando escapar su abrazo esperando otro abrazo, por ejemplo, o por casualidad, el mío. sería bueno rellenar los surcos de los años muertos con otros años aún sin vivir, así nos estaríamos reciclando una y otra vez, pero eso sí, barriendo la tristeza, los fracasos, el amor residual, el insomnio y los días sin sol. sería bueno que un día cualquiera me levantara en una mañana de noviembre o de diciembre o de cualquier otro mes de los doce meses del año y que al mirarme al espejo sonriera y que mi reflejo me devolviera a cambio no una sonrisa, sino un paseo por el parque, unas entradas al teatro, unos helados, un par de sueños raptados de la noche, primaveras de terciopelo que acaricie los párpados, o qué, mejor aún, un pase para dos a a la luna, y que yo compartiera todo esto no con mi reflejo, sino contigo. sería bueno que tú supieras esto, y que mañana fuese ese día.