La parade

Voy mirando a mi derecha cada vez que camino bajo el sol,porque me siento libre al saber que hay cosas palpables alrededor de mi mano,también vestidos verdes que sonríen a los semáforos deshaciendo los suspiros de sus arrugados vientres entre los escondrijos de la vida.No me importa que el día sea de piedra o que las nubes estén contaminadas,no me importa que el sol cambie de cara cada vez que le saco la lengua,no me importa que haya Pinochas contando chistes sobre el color del cielo,ni que la vida no sea rosa,no me importa nada.Me siento felíz al escuchar los resoplidos multicolores del día,de la vida,de los acordeones que se desnudan entre las piernas de los vagabundos pálidos que muerden los pedestales de las iglesias de chocolate de la ciudad.Soy felíz porque me he encontrado a mí misma.Felíz porque hay pupilas que se dilatan debajo de mis pies como rosas en espejos de plata que acarician los latidos de mis pasos.Envenena la habitación el olor a poesías,a libros entrecruzados que no dejan de vibrar entre mis manos mientras la música del reloj pinta con la lengua el rasgueo de mis sonrisas,mi ombligo serpentea en el vapor de la felicidad que no deja de pedir tazas de café para abrazar el insomnio en mi cuerpo.Cascadas de sueños se vierten sobre mí,crujientes melodías cosen mis ilusiones,la vida parpadea hambrienta detrás de mi puerta,la vida parpadea con ímpetu en mí.Tengo sed de las palabras de la nada,tengo ansias de devorar las horas del verano sin mirar atrás las ventanas oxidadas,sin dar vueltas alrededor de los tiempos ya muertos,sin recordar mi nadie.

Soy en mí misma el yo de mi ser.

Verde vestido engulle mi cuerpo.Barcos de papel en mis manos juegan a ser yo.

Nada me importa.
Porque nada me toca.
Y todo está vivo dentro de mí.
Felíz.

Como el no saber.

Por fin logré encontrarme a mí misma.