10 enero 2011

Anoche vomité ranas en la bañera.

Estuve esperando un buen rato a que se convirtieran en príncipes, pero se transformaron en pastillas. Para pasar e rato, decidí jugar a los médicos con Cristal, mi muñeca de porcelana, a la cual recetaba una y otra vez medicamentos ineficaces para hacer que volviera a mi consulta una y otra vez. Al final, murió por una sobredosis en un intento desesperado de curarse, con la falsa idea de que si se toma todas las pastillas de golpe, le harán efecto. Pero no siento remordimiento alguno. Era una muñeca de porcelana, al fin y al cabo, y ahora su tez brilla más que antes.

1 comentario:

Fieoner dijo...

tu no tienes verguenza ....
como se te ocurre dejar a la pobre muñeca que haga eso con su vida
no se como puedes seguir mirandola a los ojos, o lo que sea que tenga en la cara =S