lo que escribí de madrugada.
el corcel galopa encima de mi cráneo, o sea siento las rodillas clavándose en la piel, los músculos se me contraen, me enrollo alrededor de la vértebra del insomnio. este estado se me pasará pronto, en cuanto se disuelva en sangre el blanco amargo de la calma relativa comprimida en 0'1 mg. aún quiero llorar pero no puedo. ¿se me habrán atascado los párpados? quizás mañana despierte muerta, pero no estaré ahí para verme, quizá prefiera transmutar en gusano y colarme en un organismo en descomposición. extenderé mi reino en una fosa nasal infecta. ¿pero aún la ilusión no me ha estrangulado? entonces queda poco, puede que se haya enmascarado de dolor y ahora se esté retorciendo en mí. no dormiré hoy en mí, me abandono al frío asesino.

lo que escribo ahora.
el afilador de cuchillos del barrio me produce pavor son el silbido de su caravana. a lo mejor debería largarme a estudiar a otro lugar en mi nave espacial. aunque se ha quedado sin combustible. usaré café. buenos días.